Restaurante Conesa cuyo hijo fue amigo y compañero de colegio de la infancia. En el edificio donde se ve la bandera, estaba el cine Bahía que genera grandes recuerdos para mí. Mi padre y yo veíamos durante la semana las 8 películas que hacían en los cuatro cines de Amposta y el domingo seleccionábamos la que más nos había gustado e ibamos con toda la familia, mi madre, mi tía Pilar y mis hermanos. En aquella época se quiso imponer en Amposta la entrada seleccionada para menores o para mayores, como era habitual en la mayoría de ciudades de España. Sin embargo, en Amposta se hizo una huelga y se consiguió que se pusiera la calificación moral de la película en la entrada de la iglesia pero se dejaba entrar a todo el mundo.
Recuerdo haber ido a este cine con mi amigo Juan José Borrell que traía de las plantación que tenían sus tíos, un saco lleno de cacahuetes y no sé cómo no nos indigestábamos comiendo tanto maní mientras mirábamos las películas.
Otro recuerdo asociado a este cine se desarrolla en una noche de verano. Mi tío José María de Barcelona había venido de vacaciones a pasar una semana en nuestra casa y una noche decidió ir al cine Bahía a ver la segunda película que siempre era la mejor de las dos que ponían. Me invitó a ir con él y tuvo la osadía de colarse en el cine. El sabía que en el intermedio se podía salir a la calle y te daban un pase para poder volver a entrar y ver la segunda película. Pues nos presentamos allí y él hizo el numerito de buscar en todos los bolsillos de su traje, poniendo cara de sorpesa al no encontrar el pase hasta que el portero nos dijo que entráramos.
Pero el gran recuerdo del cine Bahía es que allí vi por primera vez la película "Los Diez Mandamientos", mi película favorita de toda la vida a la que he dedicado una página web. Esa película no sólo la vi dos veces sino que la llegué a oir pues un día me senté en la calle, junto a una de las puertas laterales del cine Bahía que estaba justo al lado de la pantalla y allí, con los ojos cerrados y habiéndola visto ya, la escuché y vi de nuevo en la pantalla de mi mente.
Respecto a la huelga de cines mencionada en el primer párrafo, mi amigo Antoni Arigita Albiol me explica que "la huelga de cines que se hizo por aquellos años, no solo fue por la censura, la mala programación influyó y mucho. Hacía tiempo que las dos películas sólo servían para primera, abrían los cines y se presentaban cinco o seis espectadores, con lo que tenían que empezar la sesión y cuando comenzaba la segunda película la poca gente que había ido se iba pero ellos tenían que pasar todo el rollo quisieran o no, entonces los cines empezaron a hacer una promesa de buena programación, prometiendo tal o cual película y un día amaneció una pintada el lado de los carteles de promesa que se ponían en la acera de enfrente de los almacenes del Francés a la izquierda del Sindicato que rezaba "Tanta amabilidad me confunde" y es que en Amposta siempre creí que había mucho ingenio".