VUELVE A PONERLA, SAM Bernat Salvŕ
CHOQUE DE MITOS EN TOSSA
El rodaje de "Pandora y el holándés errante" es tan legendario como los mitos que la inspiran
Dos leyendas confluyen en "Pandora y el holandés errante", un clásico de Hollywood rodado en Tossa de Mar en 1951. Por una parte, el mito griego de Pandora, el equivalente a Eva en la tradición judeocristiana. Para los griegos, fue la primera mujer, y cada Dios le otorgó un don: la belleza, la gracia, la persuasión... Pero también le otorgaron la mentira y la falacia, y llevó todos los males a la humanidad. La otra inspiración es la llegada del holandés errante, el capitán de un buque fantasma condenado a vagar eternamente por los océanos, hasta que encuentre un amor dispuesto a morir por él. Con motivo del 65 aniversario, la película se acaba de editar en DVD y Blu-Ray (A Contracorriente), en versión restaurada digitalmente.
Escrita y dirigida por Albert Lewin, hombre de sólida cultura literaria y antiguo jefe de guionistas de la Metro Goldwyn Mayer, "Pandora y el holandés errante" conjuga hábilmente estas dos leyendas y las sitúa en Puerto Esperanza, un lugar imaginario de la costa mediterránea española. Allí viven un grupo de snobs anglosajones, cargados de dinero, aficionados a la arqueología, a las carreras de coches y, sobre todo, a las fiestas que pueden evocar a los ricos ociosos de "El Gran Gatsby" o al universo melancólico de Laurence Durrell. Todos los hombres están enamorados de Pandora (Ava Gardner), una mujer de perturbadora belleza y de carácter destructor dispuesta a ejercer el poder que tiene sobre los hombres. La llegada de un holandés en un velero, Hendrik van der Zee (James Mason) precipita la historia hacia los territorios del drama romántico.
El rodaje que se realizó en Tossa de Mar en pleno franquismo, ha generado una leyenda que está casi a la altura del doble mito que relata la ficción. Los paralelismos son evidentes: Ava Gardner se enredó con el actor y torero Mario Cabré -uno de los intérpretes_ , y motivó el viaje precipitado de Frank Sinatra, que era entonces su marido. Es simplemente una de las numerosas historias que se explican del rodaje que inspiraron el libro de Marcos Ordoñez "Beberse la vida" (Aguilar). Isaki Lacuestalo adaptó para el documental de TCM "La noche que no acaba" , un puzle fascinante construido a partir de imágenes de las películas de la Gardner, del rodaje y de la época. "Más que un rodaje, fue un choque de trenes entre dos mundos, el de Hollywood y el del pueblo", afirmaba el cineasta en una entrevista a este diario. Y añade: "Es paradójico que Ava Gardner encontrara en una dictadura fascista la libertad que no tenía en los Estados Unidos gracias al hecho de integrarse en una determinada aristocracia de artistas y toreros. En aquel contexto represor, ella era una mujer que fumaba, bebía y tenía diversos amantes, y a pesar de todo era respetada.
Vista ahora, 65 años después "Pandora y el holandés errante" conserva una frescura y una fuerza dramática sorprendentes. Posiblemente porque trata de mitos (el griego de Pandora, el del Holandés errante) a partir de estrellas que, en la distancia, también conservan un aura mítica. El folclorismo español que aparece es nás bien residual: hay toros, flamenco y guardias civiles pero sólo en unas pocas escenas para dar un tono exótico. El torero Juan Montalvo (Mario Cabré) es un secundario, una espoleta que desencadena la acción. Los paisajes de Tossa son espectaculares, pero son un simple telón de fondo. Albert Lewin dirige el conjunto de manera artesanal, dejando que brillen los intérpretes. En particular, Ava Gardner, una de las estrellas mas fulgurantes del Hollywood clásico, cargada de talento: llena de vida esta Pandora que transita desde la mujer fatal, que lleva la fatalidad a todos los que se le acercan, hasta la mujer enamorada apasionadamente, capaz, de sacrificarse por salvar a su amado.
Suplemento "Cultura" cortesía de mi amiga Anna María Roig de Barcelona.
Autor: Bernat Salvá.
Traductor: Mariano Bayona.
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