A mi entender, para poder disfrutar de esta película, hay que cumplir con dos condiciones primordiales: que te guste Hayley Mills y que aprecies la música de las extraordinarias bandas sonoras de Bernard Herrmann. Con el primer punto se puede disfrutar de la misma admirando como ha cambiado la actriz Hayley Mills desde sus conocidas interpretaciones en "La bahía del tigre”, "Cuando el viento silba", “Polyanna", "Tú a Boston y yo a California", "Los hijos del capitán Grant", "Mujer sin pasado" última película en la que ya es una adolescente, siendo ésta la primera en que es una mujer adulta.
El otro punto para poder disfrutar la película es oír con conciencia la banda sonora de Bernard Herrman que nos produce asociaciones mentales y emocionales como numerosas grandes películas, como "Vértigo", "Marnie la ladrona", "Con la muerte en los talones", "El jardín del diablo", "Los pájaros" por citar las que más parecido tienen entre sí, musicalmente hablando, de manera que esta historia atípica de Agatha Christie, queda realzada en calidad gracias a la banda sonora, resultando agradable la presencia de Lois Maxwell, la Moneypenny por excelencia de las películas de James Bond protagonizadas por Sean Connery y Roger Moore, amigo personal de Lois, y también la siempre agradable presencia del actor George Sanders.
Si no se pueden apreciar estos elementos, la película queda reducida a una historia poco creíble y que no se ha sabido desarrollar con acierto, aunque, como todas las películas que se les da una segunda oportunidad y se la ve por segunda vez, gana. En definitiva, si te gusta de verdad Hayley Mills en todas sus facetas y la música de Bernard Herrmann, la disfrutarás y sentirás que ha valido la pena verla.
Ellie Thomsen (Hayley Mills) y Michael Rogers (Hywell Bennett) son los dos protagonistas de esta película y es de destacar la curiosidad de que Hayley Mills ya había trabajado con Hywell Bennett en "Nervios rotos" de 1968 y "Luna de miel en familia" de 1966. Gran parte de la película se desarrolla con normalidad y es en la media hora final en la que todo empieza a adquirir un cariz inesperado. Michael es chófer de gente rica que lo contrata. Tiene gustos muy finos y aprecia el arte de los museos, particularmente los cuadros. Está enamorado de un paisaje y un día haciendo fotos de él, conoce a Ellie y acaban enemorándose y casándose. Ellie es una multimillonaria nortemaericana y él al principio no la quiere por ese motivo pero al final Ellie consigue hacer cambiar de parecer a Michael.
Ellie hace que construyan en el terreno que tanto le gusta a Michael una casa fantástica, con todas las modernidades y comodidades que uno pueda imaginar. Un día invita a su amiga intima llamada Greta (Brit Ekland) que en un principio venía temporalmente pero Arthur acabo consisntiendo en que se quede a vivir con ellos por el amor que tiene a su mujer y viendo lo feliz que es estando con su amiga. Pero un día encuentran a Ellie muerta y la autopsia revela que no hay veneno ni nada que indique que la hayan podido asesinar por lo que piensan que ha sido un infarto.
Andrew Lippincott (George Sanders) que es consejero administrativo de Ellie descubre la verdad pues tiene una fotografía de Greta y Arthur fechada antes de que conociera a Ellie. El envío de la fotografía y una nota a Arthur hace que todo se precipite. En realidad, todo ha sido un plan de Greta y Arthur, un plan lento pero seguro para asesinarla y quedarse él con todo el dinero de su esposa. Como se descubre al final cuando Arthur pierde el equilibrio mental y asesina a Greta al culparla, confesándolo todo, que habían metido en el interior de una de las pastillas que Ellie tomaba para las alergias un veneno que se disuelve en dos horas y no deja rastro. Arthur termina perdiendo el juicio, ingresado en un psiquiátrico de lujo y al final teniendo alucinaciones de terrible culpabilidad en las que ve viva a Ellie.